sábado, 24 de julio de 2010

De Punki a Señor por un anillo: Cap.II


Bueno, como Alonso (Sergio, como le llaman algunos) es muy perro y no le apetece estar escribiendo cosas todas las semanas en el blog, me ofrecí para contar las emancipaciones que, por suerte o por desgracia, me ha tocado vivir. Así, a modo de las edades del hombre, partimos de la prehistoria.

Prehistoria

Si bien es cierto que, por aquel entonces, yo tenía mis trastos y mi ropa apolillada en casa de mi madre, no se puede decir que durmiese mucho allí. Entre el ‘Dosde’ y la casa del Marqués de Aubarede, pocas veces veía mi cama, y cuando lo hacía, no era antes de las 4 o 5 de la mañana.

Yo trabajaba de comercial de 4 a 12 de la noche, ni estudiaba ni tenía otra cosa que hacer durante el resto del día, por lo que empecé a pillarle el gusto a las noches y a despertarme con la hora justa para comer cualquier guarrería antes de largarme al curro oliendo a vinacho. Vivía por el metro de Bilbao, a escasos tres minutos de la plaza y de la casa de este energúmeno, por lo que los días que no tenía a nadie con quien tomarme unos tragos por Malasaña, me iba a su casa a pasar las horas. Poco me importaba que al día siguiente éste tuviese que currar (ni a él tampoco), así como a sus compañeros de piso (en aquellos tiempos, todavía había quien se creía lo de punki).

Como él bien contó en la entrevista: http://estudiodelaemancipacion.blogspot.com/2010/06/demente-independiente-rodman.html Me pasaba las horas muertas jugando a una recopilación para ordenador de juegos de Neo-Geo con una botella de dos litros de kali, sentado en el borde de su cama, mientras él dormía lo justo para no caerse delante del ordenador al día siguiente en el curro.

A parte del cachondeo de los horarios, estaba lo de las fiestas o reuniones sociales en las que el armario del vino (coge un armario cualquiera, llénalo de tetrabricks de vino hasta arriba et… voilá!) salía esquilmado siempre. Días y días jugando a un okalimotxo que me curré en un tablero de madera de tamaño DINA 2 (fue donde se nos ocurrió, de pedo a las 2 o 3 de la mañana, ir al Ramiro y hacer las pintadas de “I want you for Ramiro Herria Army”) y también fue en su casa donde por fin saqué pelotas para plantarme la primera cresta que me hice, cortando la bella melena que tenía.

Lo tenía decidido, tenía que largarme de casa, sólo faltaba saber qué casa y con quién, pues aunque no cobraba mal, tendría que seguir pasando pasta en casa. Pero eso corresponde a otra edad.


Edad antigua

Como decía, fue gracias al Marqués, que me entró el gusanillo de largarme de casa, pero todavía me quedaba todo lo demás, tenía que encontrar un sitio, pelas, gente… TODO.

Por esas fechas empecé a trabajar en un infecto reducto de borrachos y malagentes de toda índole que había en Malasaña y fue gracias a este curro, que conocí a una chiquilla con la que estuve manteniendo una serie de transacciones de carácter personal.

Esta chiquilla es wiccana (no tiene nada que ver con la wikipedia, echad un ojo para que esta historieta adquiera más fuerza):

http://es.wikipedia.org/wiki/Wicca

Esto significa que, para ella, es normal ver a gente desnuda con cuchillos alrededor de un caldero.
Una noche se dio la oportunidad de ir a la casa en la que vivía con un@s amig@s. Yo iba un poco morapio pero más salido que un bonobo y no veía el momento de meterme en trámites con ellas (bueno, tampoco veía mis zapatos o lo que estuviese más allá de 3 metros…). Cuando abrió la puerta de la casa, vimos que había una luz bastante tenue, como de velas y que las puertas de cristal del salón estaban cerradas. Lo que voy a contar a continuación sucedió tal cual:

1º Abrimos la puerta
2º Alguien grita: “El círculo! El círculo! No entres! Está abierto!” (!?)
3º Me asomo, y el pedo se me pasa por completo al ver a dos tías en pelotas, otro tío vestido de cintura para abajo (lo de vestido de cintura para abajo, creo que fue un mecanismo de mi mente por esquivar la completa insania mental) con un cuchillazo en la mano, los tres alrededor de un caldero y rodeados de velas (!!??)
4º Pilila modo Off
5º Salimos del salón y esperamos como 10 minutos mientras recitaban no se qué cosa mientras mi compañera me comenta que están celebrando no se qué conjuro.
6º Nos dan permiso para entrar en el salón y así conocernos tod@s
7º Media hora de incómoda conversación.
8º Mi pareja comenta que está como loca por pillar la cama, me pilla del brazo y me arrastra.

Esa noche tuve una agradable conversación con la chiquilla en cuestión, pues mi banco había cerrado.

No sé si fue a raíz de aquello, pero al poco, esta chica dejó la casa, quedando una habitación libre que, por el tema de que ya conocía la cama y eso, acabó siendo mi morada.


CONTINUARÁ!

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