martes, 20 de julio de 2010

Tres meses de independencia: De Pinto a Vallekas, por Santi Escribano

Ahora que el blog lleva más de un mes funcionando, se va pareciendo a lo que anunciaba el día de su estreno: un espacio en el que muchos amigos independizados (o en vías de emanciparse) colaboren para que, con el tiempo, este espacio pase a ser un contenedor de consejos, anécdotas y risas. Por ello, también he añadido una pestaña de 'buscador', para bucear por el blog en busca de información útil o eventos pasados que apetezca recordar. Sin más, subo la colaboración de Santi, otro amigo más que pruba la experiencia de vivir sólo. Tres meses después de dar el paso comparte la experiencia.

TRES MESES DE INDEPENDENCIA: De Pinto a Vallekas.


El 14 de abril, día de la república, es desde este 2010 también el día de la independencia. De la mía, claro. No fue buscado, sino cosa de la tienda de muebles donde compré la cama que me la traían ese día. Pero en Vallekas, con “K” que mola más, el “distrito rojo” de Madrid por antonomasia, no podía caer otro día.

Así pues, este 14 de julio hice tres meses de ente independiente, aunque asociado libremente con mis padres que han sido imprescindibles para, sobre todo, amueblar la casa, tanto con el apoyo logístico para traer los muebles (entre Ikea y muebles viejos de la familia que se encuentran en buen estado y donaciones de amigos) como para montarlos.

Tampoco me he gastado demasiado en amueblar, entre el reciclaje, las herencias familiares y las donaciones he ido tirando… pero hay dos cosas concretas en las que no he querido mirar “la pela”: la cama y la silla del ordenador. Porque al fin y al cabo son los sitios donde más horas paso cuando estoy en casa. Más en el ordenador, diría yo.


Me he pirado a vivir sólo, es algo que desde que me decidí a salir del nido tenía claro: no quería compartir con nadie. Ni con amigos para que dejen de serlo, ni jugármela a la lotería de los compañeros de piso desconocidos. La vida real no es “Friends”. La única opción que me parecería razonable sería ir con pareja, y yo de eso no gasto. En resumen: me voy para no depender de nadie ni soportar a nadie... que para eso mejor con mi familia que estamos acostumbrados ya. Por lo tanto, casita pequeña… y a pagar más.

Pero ojo, me iba solo… pero para mejorar mi vida social. Por lo tanto, en este planteamiento también tenía claro que el sofá cama era imprescindible porque más de una vez tocaría que los golfos de mis colegas se quedaran a vivir aquí después de cerrar los numerosísimos bares del barrio, aunque no hacía falta tampoco tirar la casa por la ventana. La gama baja de Ikea hace milagros. De momento ninguno se ha quejado de haber dormido incómodo.

Otra cosa que tenía clarísimo era que en casa debía tener internet. Tengo el grave problema de que estando en casa sin internet enseguida se me acaban las ideas de qué hacer. Afortunadamente para mi bolsillo, esto lo he resuelto con la conexión móvil del trabajo, que al ser tarifa plana puedo usarla también para mis cosas. Y qué hostias, a menudo me toca currar desde casa, así que problema solucionado.

Y la verdad es que estoy muy contento de cómo me estoy apañando. El tema comida era el que más me preocupaba y aunque tampoco es que tenga una dieta variadísima y creativa sí estoy logrando que no sea excesivamente básica. Y el tema limpieza… pues mira, está claro que esto no está como cuando en casa de mis padres todo aparecía mágicamente limpio, pero no me come la mierda. Eso sí, ¡cómo hecho de menos el lavavajillas! Sobre todo para los tuppers…



Por ahora esto es todo. Simplemente una introducción de cómo se ha dado este inicio de independencia. En próximas entregas, si el tiempo no lo impide y la autoridad, en este caso Alonso, lo permite, me detendré en aspectos más concretos, como los puñeteros tuppers, lo jodido que es calcular la cantidad de agua al hervir o cómo habré comprado pan sólo dos o tres veces desde que vivo aquí.

1 comentario:

Unknown dijo...

En cuanto al lavavajillas a lo mejor se puede arreglar algo... ya te contaré.