Resaca mundialista en el trabajo. Gente con caras de circunstancia, luchando por mantener los ojos abiertos contra la evidencia del destrozo físico. Mientras que yo escribo, de los 14 que nos juntamos ayer no doy un duro porque ninguno de ellos haya madrugado... a excepción de Alicia, que marchó a pasar unas semanas a su casa en Extremadura y Miguel que estará estudiando pese a salir de fiesta. Pero no me extraña, acabó siendo una paliza de día.
A las 10 de la mañana seis valientes me acompañaron a hacer la mudanza, junto con mis padres y mi tio. Vito llegaba de empalmada, otros un poco más frescos hasta que vieron el camión con los muebles y se les subieron los calores. "¡¡¡Con que dos sofás y cuatro muebles!!!" (dijo Dani). Tengo que reconocer que alguno más habría, tenían que ganarse la comida... Al final entre unas cosas y otras nos dió la una y media de la tarde. Sesión de bricomanía protagonizada por Otto, y Nandín planteándose dejar el gimnasio y meterse en una empresa de mudanzas. Mientras tanto, Miki sorprendió con su habilidad (hay que reconocer que se manejaba con destreza).
En el salón con los muebles que tocó subir
Con el espejo del baño
El dormitorio principal
Descansando tras el esfuerzo y el calor
Un par de barridos, varias bolsas de basura al contenedor y camino de la parcela de Caraquiz a pasar la tarde y a ver el partido. De seis pasamos a catorce personas para la frustrada barbacoa, que se retrasó hasta las cuatro y medio de la tarde porque un buen grupo de jóvenes universitarios necesitan la ayuda de mi abuelo para encender un fuego. Somos un desastre. Al final nadie se quedó con hambre y se pudo disfrutar de la piscina, el cesped, el ping pong y la cuantiosa bebida durante toda la tarde.
En este tiempo, Otto se caía de las sillas y mostraba su habilidad para guiar a otras personas que querían venir (finalmente desistieron, no me extraña) e incluso a mi mismo me invitaron definitivamente a unirme al grupo de los 'gordos', vaya tela, aunque tengo que decir que la culpa es del bañador.
LLega el partido y todos se enfundan sus camisetas de 'la Roja', cada cual con sus peculiaridades (Redvolution rules), y a sufrir. Unos más que otros. Entre el calor y los nervios, alguno casi se nos queda en el sitio (Ledo, no miro a nadie...) hasta acabar, tras el gol, en una orgía de hombres sudorosos sobre un minúsculo sofá. Después de esta desagradable imagen, un baño para celebrar el triunfo en el mundial y de vuelta a madrid para seguir festejando a base de cubatas.
Viendo el fútbol en el chalet
Abrazos sudorosos tras el gol
En definitiva, una jornada completa en la que la mudanza se convirtió en la mejor excusa para pasar un gran día entre colegas.
PD: Ahí va un vídeo que acredita la valía de Miki.
2 comentarios:
Jajajajajajaja, me encanta el blog Sergio! Y mucho ánimo con lo que queda de mudanza! no desesperes!
el bañador... ya ya... como diría tu entrenador... las drogas y el alcohol han hecho mucho daño ...
Publicar un comentario