jueves, 26 de agosto de 2010
Ventana social: Primeros pasos en la lucha por la vivienda
Se estrena una nueva sección, la ventana social, en la que intentaré dar un enfoque diferente, dejando un poco de lado el tono divertido que reina en el blog, para tratar temas de mayor profundidad que aborden el derecho a una vivienda justa, tal y como establece el artículo 47 de la Constitución Española, su uso social o cualquier otro aspecto que considere de interés.
Trataré de trabajar reportajes propios más o menos elaborados, pero tengo amigos periodistas, otras fuentes de consulta o compañeros implicados en estos temas, cuyos artículos, explicaciones y opiniones también se recogerán en esta apartado.
De hecho, el tema más apropiado para inaugurar la sección es el que publica esta semana el periódico Diagonal y que titula ‘Los primeros pasos en la lucha por la vivienda’. Su lectura es muy recomendable. Es divertido darnos cuenta de lo cafres que somos viviendo solos y compartir nuestras experiencias, pero también hay que dar voz a otros, mirando por la ventana y gritarlo por este patio de vecinos virtual.
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http://www.diagonalperiodico.net/Primeros-pasos-en-la-lucha-por-la.html
(Copio un resumen con las partes que considero fundamentales del reportaje, para una lectura sencilla y formativa, quien quiera acceder al artículo en profundidad sólo tiene que pinchar el link)
Primeros pasos en la lucha por la vivienda
Las movilizaciones por el derecho a una vivienda digna se convirtieron en una reivindicación vinculada a la lucha obrera. El derecho a techo movió el siglo pasado a miles de personas en Europa y Latinoamérica.
Mercè Cortina / Bilbao
Sábado 20 de marzo de 2010. Número 122
El problema de la vivienda ha sido un punto débil del capitalismo desde su expansión a finales del siglo XIX. Las ciudades eran incapaces de absorber la mano de obra que necesitaba su industria. Mientras el Estado se mantenía al margen de esta creciente problemática, las clases acomodadas supieron buscar rentabilidad a las necesidades de techo. La carencia de viviendas, por un lado, y una gran necesidad de las mismas por otro, se traducía en unos alquileres casi imposibles de asumir por las familias trabajadoras. Así se veían obligadas al hacinamiento y abocadas a una vida miserable.
No obstante, la vivienda no era una reivindicación tan presente como las condiciones laborales. No fue hasta principios del siglo XX cuando tuvieron lugar las primeras huelgas de inquilinos, experiencias que, además de visibilizar la problemática, la situaron en la esfera política y judicial.
A lo largo de esos años, se reprodujeron experiencias huelguistas en muchos puntos del Estado. Es el caso de Barakaldo y Sestao en 1905, donde unas 2.000 familias paralizaron casi por completo la actividad económica del Gran Bilbao durante casi un mes. Les siguió Sevilla en 1919, Barcelona en 1930 y Tenerife en 1933, entre otras. Lo mismo ocurrió en Budapest en 1907, Viena en 1911 y en muchas ciudades inglesas, entre 1911 y 1913.
SIN PAGAR EL ALQUILER
Estas huelgas consistieron en dejar de pagar los alquileres colectivamente como forma de presión para una mejora de las condiciones de vida, reivindicando una rebaja de los precios de los alquileres y/o la construcción y el acceso a viviendas públicas. En las movilizaciones destacó el papel de las mujeres, elemento clave en la lucha. Como actrices principales transformaron la percepción sobre sí mismas, así como su papel en la comunidad, organizándose y movilizándose políticamente a lo largo del proceso.
Finalmente, las peticiones de las ligas de inquilinos de rebaja del 50% de los precios de los alquileres, saneamientos anuales de las viviendas y reconocimiento de las asociaciones como interlocutores con las autoridades, no tuvieron ningún resultado positivo. Más allá de los resultados inmediatos, se creó un movimiento de la clase obrera industrial que defendió sus condiciones de vida en la esfera del consumo. Sin duda, fueron luchas decisivas para vincular la fábrica con la comunidad y el Estado, superando los límites propios de las reivindicaciones salariales en el puesto de trabajo.
Glasgow
En el caso de Glasgow, por ejemplo, podemos argumentar que gran parte de su éxito se debió al apoyo de los partidos socialistas, de los que surgen los Comités de Inquilinos y las Asociaciones de Vivienda. Estos apoyos, junto con una fuerte movilización en la calle daban avisos de una potencial amenaza de huelga industrial y todo ello en un contexto de guerra. Tras varios meses de movilizaciones y negociaciones la huela termina con la aprobación de una ley de restricción de los alquileres. En 1919 se aprobará la Ley de Vivienda y Urbanismo, bajo la que los gobiernos locales quedan obligados a construir viviendas para los trabajadores. Es el principio de la vivienda pública, pero más allá de eso, la primera vez que se trata jurídicamente la vivienda como un derecho social.
Argentina
Otro ejemplo diferenciado lo encontramos en Argentina, donde la huelga, que tuvo un seguimiento del 80% fue convocada por la Liga de Lucha Contra los Altos Alquileres e Impuestos, reivindicando un 30% de rebaja en los precios. El balance aquí tampoco fue muy positivo: aunque en algunos casos se consiguiera en un principio que se bajasen precios, no se hizo en la mayor parte de los conventillos.
*Mercè Cortina es profesora de Economía Aplicada de la Universidad del País Vasco y doctoranda en Ciencias Políticas.
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