domingo, 27 de febrero de 2011

¿PARA GUSTOS LOS COLORES?, DEBATE

El sábado fuí con Alicia un momento al IKEA porque tenía que mirar un sofá-cama, que será la próxima adquisición para la casa (pero eso ya tendrá su espacio en el blog)... Estos grandes almacenes tienen tantas cosas que lograr poner en evidencia todas las diferencias que entre las personas. En concreto, entre los que en algún momento conviven o tendrán que convivir.

Advertí a Alicia de que la pondría en evidencia en el blog por sus gustos en la decoración. Ella no quiere ser menos y le tengo que dar su espacio. Las señoritas primero:


La casa-bar de Sergio Alonso

La concepción que tiene Sergio de una casa es un tanto rara, se asemeja más a un bar que un lugar de descanso donde se come y se duerme. Esto es fácilmente comprobable; para empezar hay que abrir la nevera. Evidentemente no hay comida, sólo bebida. Con lo grande que es (la nevera) no caben unos tomates o una lechuga, no hay sitio, lo prometo, pero eso sí, guarda 2 Cocacolas (de 2l), una botella de sangría, una de Fanta de limón, otra de cava, otra de vino e innumerables latas de cerveza (todo por si llegan invitados), sin mencionar el ron y los licores que tiene en el mueble del salón.

Por otro lado ir al IKEA con él es una aventura, mientras yo me fijo en cosas como servilletas y platos de colores, Sergio sólo piensa en sofás-cama (por si llegan invitados), estanterías a modo de barra donde apoyar las cervezas (por si llegan invitados), más taburetes (por si llegan invitados), y miles de cosas más que podrían formar parte de la decoración de una taberna. Lo que yo no logro entender es cómo una persona tan ordenada, rectifico, estrictamente ordenada, se atreve a meter a más de 20 personas a la vez en un piso de menos de 60 m2.. Digo lo de estrictamente ordenada porque los cuencos de la cocina deben estar pegados a la pared y separados unos de otros por 1,5cm, y si no… están mal.

Por último diré, que mientras la gente ‘normal’ colecciona sellos, o soldaditos de plomo, Sergio colecciona… tercios de cerveza (cosa que no le cuesta mucho trabajo adquirir) y los tiene por todos los rincones, incluida una barra americana que le hizo construir a su padre (por si llegaban invitados). En fin, ya decía yo que algo peculiar era este hombre y a medida que lo conozco, más me sorprende.




Alicia en la casa de las maravillas

El inicio de mi reflexión no va a ser políticamente correcto, pero que nadie se lo tome a mal. Si hay algo bueno que tienen los perros es esa visión en blanco y negro que tienen. Ir con ellos a IKEA debe ser un remanso de paz, algo que no pasa cuando vas con la novia. Es habitual que te encuentres andando por uno de esos interminables pasillos y notes un tirón en el brazo. Algo brilla por el fondo: servilletas de colores, vidrios tintados… es igual, cualquier cosa que tu consideres escandalosamente llamativa, a ellas les gusta. No sólo eso, en lo que tú no has sido capaz ni de ver el precio, su mente ya lo ha ubicado en un lugar concreto de casa y le han encontrado cualquier utilidad.

Alicia es de las que tira, pero a la vez se contiene. Va lanzando avisos, como suelen hacer las mujeres: “Bua, una cena con platos negros y servilletas amarillas tiene que ser una pasada”, “algún día hay que comprar pajitas de colores”, o “¡Qué bien quedarían esos botes para guardar el perfume!”... Y digo yo, ¿no vienen ya las colonias en sus recipientes?, cómo les gusta complicar las cosas.


Al grito de “¡Ohti que guay!”, tuvo que comprar esto, ahí no pudo contenerse. Este punto enlaza directamente con lo que podría llamarse ‘el síndrome Disney’. Estas películas han hecho mucho daño a nuestra sociedad, introduciendo en algunos cerebros, desde la más tierna infancia, una especie de ‘chip’ que salta cada vez que esa persona se acerca al mueble más hortera que os podáis imaginar. Alicia se justifica: “No es de princesas, es vintage”. Una de esas palabras que sirven para todo. Juzgad vosotros mismos:



Ellas suelen decir: ¡Para gustos los colores!. Por eso han inventado el beige, el bermellón o el turquesa, para intentar llevarse el gusto a su terreno. Pero no lo permitiremos, o sí…

8 comentarios:

A.Aradilla dijo...

jajajajaja, será posible?? yo no tengo ningún síndrome Disney!! y el mueble no es hortera, es vintage... Por cierto, qué bonitos han quedado los frascos de perfume...

Andrea Rodríguez dijo...

Yo he de decir que, viva el vintage!! pero no el Disney (y ese tocador no lo es, aunq es inevitablemente de chica).
y para no favorecer a ninguno te diré a Alicia que la comida luce mil veces más en platos blancos, que los negros son muy de chico...
por cierto Sergio, que lo de meter comida en la nevera es altamente recomendable (y hasta saludable!!)
pero no os preocupéis! que yo, como futura arquitecta se unir muy bien lo q quieren 2 "clientes" opuestos... asiq ante disputas ya sabéis a quien le podéis preguntar... si queréis claro

Andrea

Unknown dijo...

Yo creo que al final lo que te saca de un apuro es la cerveza, y no unos platos negros o un mueble vintage, y menos aún un frasco para guardar la colonia (que ya viene en su propio frasco).

PD: Sofá cama IKEA (creo que se llama Lövas, o así se llama el colchón) 200€, es "la cama de matrimonio" que usamos Cas y yo en la casa de Cas. En vez de colchón es una colchoneta ortopédica que te deja la espalda hecha un cascajo (pero para quien duerma solo una noche, supongo que le irá bien) Las medidas son 210cm de sofá de modo que caben 4 personas (que luego es el largo de la cama) y 140cm de ancho(dividido en dos secciones de 80 y 60 cm (más o menos) respectivamente, que hacen el respaldo y el asiento.

Beni.

Unknown dijo...

Yo he de decir, que esoty en contra de los dos (como soy punky no puedo ir a favor de nadie...). Para mi, lo de ir a Ikea, es como ir al Toys R´ Us, o una tienda de libros, o una papelería o un desgüace.... me encantan las cosas. Grandes, pequeñas, de colores, sobrias, nuevas, viejas, cool´s, vintage e incluso Disney (hasta de princesas...). Por otro lado, la cerveza es cebada = cereal = comida.
Pos eso!

Sergio Alonso dijo...

De momento la balanza no se inclina hacia ningún lado. Creo que lo mejor es dejar en manos de Andrea la decoración. En cuanto a lo de la comida, el punki ha contestado por mí. No tengo nada más que decir. De momento...

Beni. Tengo visto uno de 100E. Busco algo más pequeño, aunque echaré un ojo a ese que me comentas. Gracias!

Pedagogas dijo...

Yo no veo mal decorar todo con tercios, al fin y al cabo puede funcionar como cualkier otro objeto decorativo y encima previamente te lo has bebido, aunque voto por lo de la comida en la nevera, que le voy a hacer, soy una cocinillas.
Y lo del Ikea... es que todo mola, o casi todo, es una locura, yo tengo que ir dentro de poco solo a por un par de marcos y e da miedo. Eso si, y esos botes?? Hay que controlar el consumismo especialmente en esos lugares porque al final acabas comprando cosas que no sabes ni pa que sirven.

A.Aradilla dijo...

Esos botes son unos preciosos frascos vintage para perfume que también sirven de decoración (como los tercios pero con clase)jejeje. Sergio, creo que te gano, por lo menos en lo de la nevera, sólo de cerveza no vive el hombre!!!

Unknown dijo...

Yo te aplaudo, Alonso, por no hacer más que pensar en los invitaus.