FIN DE AÑO: CON AMIGOS EN CASA

Faltan dos días para celebrar la nochevieja y aún no he decidido cómo voy a pasar las primeras horas del 2011. No es algo que me quite el sueño tampoco. Creo que sé con quién las pasaré y, de momento, me tengo que conformar con eso.

Hace bastantes años renuncié a salir por ahí en traje a pasar frío, pagando un dineral por copas de mala calidad y discotecas a reventar. Poco después renuncié incluso a ir a otro sitio que no fuera a una casa compartida en exclusiva con amigos. No me desagradan las fiestas organizadas en locales alquilados, de hecho, este año me voy a perder un fiestón y lo sé, pero el hecho de meterme en Madrid con el tráfico ya me echa para atrás. Porque nadie se pregunta por lo ridículo que es que a las 2 de la mañana del primer día del año ya estés en el coche parado a la entrada de la capital...

Por no hablar de las colas en los roperos, los empujones en la barra por conseguir copas, la falta de espacio o la tonta idea de que por ser año nuevo vas a ligar más que cualquier otro día. Quitaros eso de la cabeza. Además, en el caso de conseguirlo (algo bastante impobable) seguro que por la mañana no lo vais a recordar y, encima, os lamentaréis mientras os retorcéis en la cama a causa del garrafón que habéis bebido.

Es que además, pensándolo bien, no hay ningún día en el año en el que tu grupo de amigos tenga tantas casas libres para organizar la celebración, invitando a quien quieres y con todas las comodidades añadidas que se le presuponen a un piso. Por si estos no fueran suficientes motivos, este es mi primer años con casa. Una garantía de que, al menos, ya hay un plan que es seguro al que agarrarse.

En cualquier caso, pasadlo todos bien esa noche. Y pensad que estamos hablando de la noche de fiesta más corta del año y esas discotecas a las que vais pagando 60 euros abren la siguiente semana y podréis entrar ya borrachos pagando 10 euros o, con suerte, gratis. Seguro que a esas horas de la madrugada ya vais finos y no sabéis ni que día es.

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