Los medios son precarios: tiendas de campaña sobre cartones mojados, lonas que apenas consiguen cubrir a la multitud de la intensa lluvia y algunas mantas cuando el frío de la noche parecía que podría acabar con la resistencia. Aunque hay que decir que la organización es meritoria y la colaboración elogiable.
Los jovenes españoles despiertan, se quitan las legañas y toman una ducha, que hoy sólo será en forma de lluvia. Unas horas para desperezarse y organizar otro baño de masas.
Como dice el poema de Gabriel Celaya, que algunos relacionamos con acordes de canciones como la de Paco Ibañez:
¡A la calle! que ya es hora /
de pasearnos a cuerpo /
y mostrar que, pues vivimos, anunciamos algo nuevo.
Puede que esto todo se quede en un espejismo, un grito que choca contra las paredes de la plaza y se difumina al subir por la calle de Carretas.
El domingo, tras las elecciones, quizás todo siga igual, pero nada será lo mismo. Muchos ciudadanos han hecho de la calle su casa y puede que nadie les vuelva a echar de ahí...
1 comentario:
yeah... :)
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